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Desolla a mujer para hacerse máscara de Freddy Krueger

El peruano confesó ser el autor de tres homicidios: el de una mujer de 26 años en este mes, otra ñora en el 2014 y un hombre, pero de éste último la Policía aún no sabe nada

PERÚ.- El peruano Wilfredo Rodríguez, asesino confeso de tres personas, afirmó este jueves que con su última víctima, una campesina de 26 años, quería imitar a Freddy Krueger, el popular personaje ficticio de la saga cinematográfica de terror “Pesadilla en la calle del infierno”.
El presunto asesino, apodado por los medios locales como “el descuartizador de Kunurana”, aseguró en su declaración al fiscal que quiso desollar el rostro de su víctima para experimentar si podía hacerse una máscara que le permitiera no ser reconocido por la gente y también para parecerse a Freddy Krueger.
Así lo detalló el fiscal adjunto José Zambrano durante la audiencia judicial en la que se le impusieron a Rodríguez nueve meses de prisión preventiva mientras continúan las investigaciones por los presuntos delitos de feminicidio agravado y homicidio calificado.
Antes de desollar a la mujer, identificada como Dina Quispe, madre de dos hijos; el presunto asesino la había ahorcado, y acto seguido había descuartizado el cuerpo en ocho partes que se llevó a su cabaña del caserío Kunurana, en la región sureña de Puno, fronteriza con Bolivia.
Según relató el fiscal a partir de la necropsia, la mujer todavía estaba con vida cuando el imputado la comenzó a mutilar, a pesar de haber sido arrastrada varios cientos de metros con la soga en el cuello.
Una vez en su rústica vivienda, el confeso asesino, de 24 años, extrajo las vísceras del cuerpo aparentemente con el ánimo de cocinarlas, pero esto no le resultó y se las terminó lanzando a su perro, de acuerdo a la versión recabada por el fiscal.
El asesinato ocurrió en la noche del 15 de marzo, cuando Dina Quispe había salido a amarrar su ganado vacuno en esta remota zona de altiplano peruano.
No sé por qué lo hice. Solo mi mente se nubló y quise matar nada más. Lo hice por deseo”, relató Rodríguez en palabras citadas por el fiscal.
El asesino confeso se escondió en la maleza hasta que su víctima terminó de amarrar sus vacas y entonces la sorprendió ya de noche para ponerle una soga en el cuello que ya llevaba preparada.
Rodríguez fue detenido dos días más tarde, el 17 de marzo, cuando las autoridades encontraron las partes del cuerpo desperdigadas por el cerro Condorsayana Pancchocca, donde las había lanzado el día anterior para quedarse en su casa con las vísceras y órganos.
La Policía Nacional lo detuvo ya que se encontraba con actitud sospechosa en las cercanías de la zona donde fue levantado el cadáver y por tener rastros de sangre en sus manos y ropa que fueron revelados al aplicarle un reactivo químico.
En su primera declaración a la Policía tras ser arrestado, confesó ser el autor de dos asesinatos más: el de una mujer del mismo caserío y el de un hombre en Sicuani, población de la vecina región de Cusco.
La primera fue una señora que la Policía identificó como Cirila Pacori, asesinada de un golpe de pala en la cabeza y cuyo cuerpo fue encontrado en abril de 2014 en la misma zona y en circunstancias similares, pero entonces la Policía no pudo hallar pruebas contra el asesino a pesar de que estaba entre los sospechosos.
La otra víctima fue un hombre al que Rodríguez aseguró a los policías haber matado con un cuchillo, pero hasta ahora siguen las investigaciones para identificar a la víctima.
La audiencia judicial de prisión preventiva se reanudó este jueves tras haberse suspendido el miércoles en la noche ante la amenaza de linchamiento contra Rodríguez, ya que el caso ha causado una gran conmoción en la población de Puno.
El padre del asesino confeso, Martín Rodríguez, de 61 años, aseguró a medios locales que su hijo se enroló en el Ejército y cuando tenía 20 años de edad fue dado de baja.
Recordó que ya no era el mismo y que al volver se la pasaba la noche viendo películas de terror en la televisión y en su celular.

Agencias

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